Confiar está bien, pero controlar es mejor.

Todo empieza por una pequeña cosa: cada grano del polvo de PVC que Finstral convierte en perfiles para marcos y hojas de ventanas, tiene un diámetro máximo de 0,3 milímetros. Se trata del polvo de PVC con el que elaboramos los perfiles de las ventanas. Cada día recibimos en Kurtatsch (Südtirol) 25 toneladas. Harald Amplatz se encarga del control de calidad de la producción de los perfiles. Antes de que viertan el granulado en los silos para que luego sea procesado, Amplatz y su equipo comprueban cada carga de los camiones. Hasta que no supera todas las pruebas no se mezcla el granulado con yeso, con pigmentos coloreados, dióxido de titanio y calcio-zinc. Por supuesto, controlamos también las cantidades y proporciones de la mezcla que varían según el sistema de perfil.

 

Inmediatamente después de la extrusión, cada perfil debe superar varias pruebas que determinan su calidad.

Se controla, por ejemplo, la resistencia a la rotura: se deja caer un peso de un kilo desde 1,5 metros de altura sobre una muestra del perfil congelado previamente a menos diez grados Celsius y éste no debe romperse.

Como es natural, el vidrio aislante, que así mismo producimos nosotros, también se somete a estrictos controles. El vidrio templado a 680 grados Celsius es increíblemente resistente y se flexiona hasta diez centímetros antes de romperse bajo una carga de 150 Newton/mm².

No menos espectacular es el ensayo a presión de la hoja de una puerta balconera Finstral, que soporta un peso de 1,1 toneladas sobre una esquina antes de que se rompa. Markus Prast es el responsable de la Gestión de Calidad. “Con ayuda de auditorías internas comprobamos nosotros mismos los principales aspectos para garantizar la calidad. Además, institutos internacionales acreditados e independientes nos visitan regularmente, como el Institut für Fenstertechnik de Rosenheim (ift), el Kunststoffzentrum SKZ, así como el instituto CSTB y CEKAL”.